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Así, al estar cerca de una linterna encendida, la polilla tiende a darle la espalda todo el tiempo. La trayectoria de su vuelo se ajusta constantemente para cumplir la condición descrita. Poco a poco se vuelve caótica, lo que hace que el insecto se desoriente e incluso choque con la bombilla. Los científicos se convencieron de su exactitud no sólo en pruebas de laboratorio, sino también durante experimentos en las selvas de Costa Rica.
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